ENTRE NOBLES, HACIENDA, ESCLAVOS E INDEPENDENCIA

Sala Manku Marca


Panel 5

ENTRE NOBLES, HACIENDA, ESCLAVOS E INDEPENDENCIA

PERIODO COLONIAL

Luego de la fundación de la capital del Perú en 1535, nuestro distrito es ocupado por encomenderos españoles siendo el primero Don Hernán Sánchez, para luego dar paso a la aparición de las haciendas.

Para 1781, existían 23 haciendas, el valle de Lurigancho se reconocía desde quebrada Canto Grande, Huachipa y río arriba hasta Chosica. En Lurigancho bajo, se mencionan a las siguientes haciendas:

  • La de Zárate
  • La de Vega y Lascarraín
  • La del Rosario
  • La de Santa clara
  • La de Azcarrunz
  • La de Palomares
  • La del conde de Lurigancho
  • La de la Buena Muerte
  • La de Oropeza
  • La de Cascajal y Montes Trueque

Fundo Flores

Hacienda Zárate

Hacienda Flórez

 

EL CONDE DE LURIGANCHO Y OTROS NOBLES

La condición nobiliaria era muy importante para los españoles; el 18 de Abril de 1695 con una cédula real del Rey Carlos II este le concede la denominación de Conde de San Juan de Lurigancho al General Don Luis de Santa Cruz y Padilla, que luego dicha familia se enlazaría con otra poderosa casta del valle: Los Marqueses de Otero. Las familias nobles de Lurigancho, mostraban la suntuosidad de sus haciendas, solían dar en acontecimientos especiales frugales fiestas y la servidumbre estaba conformada por esclavos negros; en el testamento del Marqués de Otero y el gasto por la boda de la hija de Don Gaspar Pérez Vuelta, hacendado de Palomares, dan cuenta de estos lujos. En la actualidad, contrastaría enormemente la vida solariega de los nobles con la de una familia común actual.

 

¿QUÉ PRODUCÍA EL VALLE?

En los territorios del valle de Lurigancho, la producción estaba constituida por el cultivo de productos alimenticios como: zapallos, trigo, yuca, papa, frijol, maíz y sandía; también la siembra y cosecha de alfalfa para la alimentación de las recuas de mulas. Posteriormente, en épocas cercanas al urbanismo local, el valle se dedicó a la producción de frutas.

 

LA ESCLAVITUD Y EL PALENQUE DE HUACHIPA

En las haciendas la principal mano de obra fueron los esclavos, quienes al huir del abuso de sus amos, muchas veces se asociaron y formaron aldeas fortificadas, denominadas palenques.

El palenque de Huachipa, tuvo como líder a Francisco Congo, alias Chavelilla, quién logró unir a todas las castas negras, formando una unidad económica colectiva doméstica y de lucha, nunca atacaron a indígenas locales ni a otros esclavos. El palenque llegó a ser conocido debido al proceso judicial que se siguió de oficio contra los negros cimarrones en la Real Audiencia de Lima, considerada el tribunal de justicia en la época virreinal; donde los cimarrones fueron vendidos como esclavos y sus principales líderes condenados a la horca y el descuartizamiento e incendiando el palenque, por orden del virrey Diego Ladrón de Guevara.

Hacienda Huachipa la Grande, 1754

Grabado que representa un “cimarrón”. Designación dada a los esclavos fugitivos

 

LURIGANCHO EN EL PROCESO DE INDEPENDENCIA

La Independencia del Perú, fue producto de una serie de factores internos, promovidos por los movimientos independentistas y por otro lado la crisis que sufrió España en su condición de metrópoli del Imperio. La participación de grupos rebeldes que operaban en los extramuros de Lima muchas veces debilitaron las fuerzas realistas, muy cerca a Campoy en Pedreros se gestó una de estas heroicas hazañas, eran las montoneras de Francisco Vidal.

También se encuentra Juan Joseph Hermenegildo de Aliaga Sotomayor y Santa Cruz, un noble limeño, con título de VI Conde de San Juan de Lurigancho, el cual le permite tener privilegios como ser capitán de una compañía del Regimiento de nobleza, fue el último conde virreinal que ostentó este título nobiliario, teniendo por herencia el cargo de la Real Casa de la Moneda de Lima. Su firma se encuentra adherida al acta de Declaración de la Independencia, posteriormente se unió nuevamente a las filas realistas, refugiándose en la fortaleza del Real Felipe, donde falleció.

Otro personaje es el Dr. Don Manuel de Gárate, cura de la doctrina de Lurigancho, quién escribe una carta solicitando como testigos a Cayetano Requena y a Ramón de Echenique, Teniente Coronel de la patria, para que “acrediten su decisión en la Sagrada Causa de nuestra independencia".

Acta de declaración de la Independencia